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sábado

hola nena, como estás? sé que no he escrito hace mucho, tambien se que no esperabas que lo haga. Aun así... hoy vuelvo a escribir. Y te escribo a tí porque no soporto hacerlo de otra manera, miento demasiado cuando no escribo para tí.

Si no escribí antes no fue por falta de tiempo sino de espacio. Frente a mi hay un par de parlantes gritando con furia y mas allá está una chica ignorándome por completo, hay también un gato bajo mi cama y una guitarra desafinada empolvandose sobre mis piernas.


A veces creo que la sangre deja de circular por mi cuerpo, pero es solo porque no la escucho.


Cambiando de tema, el otoño llega poco a poco y muy tímidamente.

Ayer fue dia festivo acá, fuimos de paseo con unos amigos a la ciudad de La Plata y recién entonces pude regocijarme con el crujir de las hojas muertas bajo mis pies. El día de ayer es un día que no voy a olvidar porque ví a una oruga verde como la de mi sueño y la hice caminar sobre mi mano.


Me pareció que Dios estuvo mandandome mensajes divinos todo el día pero no supe interpretarlos hasta que llegamos a un museo donde la exhicibición principal era de la guerra de Malvinas. Las señales solo indicaban una cosa: Dios quiere que me una al ejercito...


 Ya llegando al depto de Once, al doblar la esquina, nos sorprendió ver que las putas y los travas también se dieron vacaciones...




Viernes santo
Larguémonos de esta ciudad
Llevá mate y facturas.


Dios, te jodes.

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